¿Puede la bicicleta cambiar una Ciudad? ¡Sí! En solo 5 años el rediseño de las calles de Buenos Aires más nueva infraestructura transformaron profundamente su dinámica cotidiana, los hábitos y costumbres de quienes viven y transitan por ella.

En una sociedad en donde hacía mucho tiempo que no sucedían cosas y donde incluso existe un fuerte descreimiento de que los cambios culturales son posibles, instalar la bicicleta como una alternativa de transporte parecía una utopía. Nos decían que estábamos locos, que Buenos Aires no era Amsterdam, que era imposible y que generaría muchísimos accidentes. Cuanto más revolucionario e innovador es el cambio, mayor es la resistencia a enfrentar. Había algo de cierto en el cuestionamiento inicial: la preocupación por la seguridad. Por eso, nuestro primer desafío fue instalar infraestructura que resolviera este punto y lo hicimos implementando una red de ciclovias protegidas.

Gracias al programa Ecobici con sus 140 kilómetros de ciclovias, su sistema de bicicletas públicas, estacionamiento para bicis, y una fuerte política de promoción; el ciclista es un actor más de la movilidad. Cada vez somos más los que la usamos todos los días.

La bicicleta cambió la Ciudad y a todos los que nos movemos en ella. Cuando la bici es tu medio de transporte, tenés todo lo que necesitas: deporte, recreación, alternativas, ahorro de tiempo, no gastas plata, no contaminas. Además, te da la oportunidad de interactuar con los demás y con la Ciudad misma: descubrís un edificio antiguo que en auto no viste, charlas con otro ciclista que frenó al lado tuyo en la esquina, sentís el aire en la cara y el oxígeno en tu cuerpo. Estás más vivo, libre y feliz. Todos estos sentimientos que se trasmiten y contagian. Para los que no la usan el solo hecho de tener que compartir la calle con ellas: mejora la convivencia, incentiva a reducir la velocidad, a estar más alerta y a tomar consciencia que el espacio público es de todos.

La bicicleta humaniza la Ciudad y genera más sonrisas. Hoy Buenos Aires te invita a vivirla y a disfrutarla. Por eso mi mensaje para todos aquellos que tienen el poder de transformar Ciudades y aún no adoptaron la bici, les digo: soñemos lugares donde su gente sea más feliz porque podemos tenerlos.