El proyecto es construir 100 kilómetros en un año. Son senderos de dos manos, separados de la calzada con bloques de cemento. Se podrá ir desde Plaza Italia hasta la Boca, de Once a Plaza de Mayo o hasta Barracas. Harán estacionamientos.

Por Eduardo Videla

En un mes, los ciclistas porteños tendrán habilitada la primera parte de una red de ciclovías protegidas que en total tiene una extensión de 25 kilómetros. Se trata de carriles de entre 2 y 2,50 metros, de doble mano, que estarán ubicados sobre todo en calles, separados por un bloque de cemento pintado de amarillo del sector por donde circulan los automóviles, mientras que en algunas avenidas fueron trazados principalmente sobre las veredas, especialmente donde hay plazas o parques. “El objetivo es que cada vez más gente elija la bicicleta para movilizarse por la ciudad”, dijo a Página/12 el secretario de Tránsito y Transporte de la ciudad, Guillermo Dietrich, responsable de la obra. Desde la Asociación de Ciclistas Urbanos acuerdan en general con el proyecto, pero cuestionan que se implemente en calles y no en avenidas. “Si cuesta lo mismo hacer una ciclovía en una calle que en una avenida, ¿por qué hacerla en un lugar con poca visibilidad?”, se preguntó Néstor Sebastián, presidente de la entidad.

El primer tramo de esos 25 kilómetros de ciclovías prácticamente se terminó. Está ubicado en la zona norte de la ciudad y conecta a Retiro con Plaza Italia. Se trata de una ciclovía que va por Avenida del Libertador, en la mayor parte del tramo, sobre la vereda, a lo largo de los parques que atraviesa esa avenida, y por la Avenida Sarmiento, hasta Plaza Italia. Esa ciclovía continuará hacia el sur, desde Retiro, por Bouchard y Azopardo (después de rodear la Casa Rosada por La Rábida) hasta conectar con Parque Lezama. Desde allí, ingresa en el barrio de La Boca, por la calle Irala. El plan incluye la construcción de estacionamientos (ver recuadro).
El segundo tramo, en la zona sur de la ciudad, se extienden a través de Rincón, desde Alsina hasta el Hospital Garrahan, y Virrey Cevallos, desde Rivadavia hasta Caseros. Para el trayecto de Este a Oeste, está prevista la construcción de la ciclovía en la calle Alsina, pero este tramo se ha demorado porque la obra “exige reubicar trayectos de líneas de colectivos”, dijo Dietrich a Página/12.

Todo el conjunto, de 25 kilómetros, estaría habilitado a fines de febrero, adelantó el secretario. “La idea es completar la red este año, con la construcción de otros 75 kilómetros de ciclovías”, anunció.

La red que se pone en marcha en un mes cambia el concepto vigente hasta ahora en materia de circulación de bicicletas: ya no se construyen carriles preferenciales en avenidas –como los existentes en Rivadavia, Independencia, Belgrano o Corrientes–, donde las bicicletas conviven con los automóviles, sino en calles donde se supone que los vehículos circulan a menor velocidad. “En estas calles, la máxima para la circulación bajará de 40 a 30 kilómetros por hora. En cambio, en las avenidas, si bien la máxima para circular por el carril preferencial es de 40 kilómetros por hora, por el carril más próximo los autos van a 60”, comentó Dietrich.

Las nuevas ciclovías están sobre la mano izquierda de la calle, separadas por bloques de cemento, en una línea que se interrumpe solo cuando hay salidas de estacionamientos. Sobre la mano derecha estará permitido estacionar, por lo que queda un solo carril habilitado para la circulación vehicular. En general, son calles por donde no circulan colectivos.

“El 61 por ciento de las personas consultadas en una encuesta aseguraron que si hubiese una red segura y estacionamientos, usaría la bicicleta –dice Dietrich, al fundamentar el diseño de la red–. El relevamiento arroja además que el 40 por ciento de la gente, en la ciudad, tiene bicicleta, pero la mayoría la usa para recreación o deporte, y solo el 16 por ciento como transporte.”

Para la puesta en marcha solo falta la instalación de semáforos para los ciclistas, demarcar las ciclovías en las bocacalles con una pintura especial e instalar la señalización correspondiente. Pero aunque no se han inaugurado oficialmente, ya hay vecinos que las utilizan, y que se deben topar con algunos inconvenientes, como los vehículos estacionados dentro de la ciclovía o los contenedores de basura que quedaron sobre esa mano.

El programa se llama Bicicletas de Buenos Aires y, según el secretario de Transporte, apunta a “cambiar la cultura del uso de la bicicleta para que pase a utilizarse como medio de transporte: en Buenos Aires, el 60 por ciento de los viajes que hace la gente son de menos de 5 kilómetros y se pueden hacer perfectamente en bicicleta”. Se trata de alinearse con una tendencia mundial, que ya implementan desde Nueva York hasta Madrid y París, para no hablar de los países nórdicos. “Bogotá ya tiene 350 kilómetros de ciclovías”, pone Dietrich como ejemplo.

Guillermo Brambati, subgerente de Seguridad Vial del Cesvi se mostró de acuerdo con la construcción de ciclovías protegidas porque “en una ciudad como Buenos Aires, la convivencia del automóvil con la bicicleta no se da de una manera muy sana”. “Pintar una senda compartida, que rápidamente es vulnerada por el auto, no ha sido una respuesta muy segura”, añadió.

En cambio, Néstor Sebastián, de ACU, recomendó “consolidar las actuales ciclovías, que son utilizadas por los ciclistas actuales” y reclamó mayor rigor en el cumplimiento de la prohibición de estacionar en los carriles preferenciales para bicicletas.

Ver: Página 12