La democracia arranca con el voto. Tener la libertad de poder elegir entre varias opciones representadas en un papel que se mete anónimamente en una urna es la acción básica y fundacional de nuestra democracia. Pero, ¿qué pasa si el voto que uno puso en la urna no es el voto que se cuenta?

La mayoría de los ciudadanos cumple con su rol y se va tranquila, sin saber que una vez puesto ese voto en la urna, tristemente, pasan muchas cosas que no deberían. Y el fantasma del fraude sobrevuela cada comicio como un innombrable que siempre está. Así de obsoleto es nuestro sistema electoral. Una sola persona malintencionada alcanza para hacerse del voto, de la ilusión de miles de argentinos y llevarlo hacia otro lugar.

Hay mil opciones para mejorar esto, algunas, como la boleta electrónica, las impulsamos en nuestro gobierno, pero no logramos que el resto de la política quisiera terminar con este sistema electoral escandaloso. Luego propusimos la boleta única, ya con el kirchnerismo en el gobierno, y tampoco tuvimos aceptación. Si así arranca nuestra democracia, es difícil pensar que pueda seguir bien. Sin embargo, las reglas de juego son las que están y desde Juntos por el Cambio nos organizamos para ser los mejores a la hora de jugar.

Pasadas las PASO 2019, asumí la responsabilidad del equipo de fiscalización. Los efectos de fiscalizar bien fueron tan positivos como alarmantes. Si bien las marchas del “Sí se puede” habían generado un aluvión de energía positiva y seguramente revirtieron muchos votos que habían expresado enojo con nuestro espacio, la comparación entre las PASO y las generales no tenían ninguna lógica.

Hubo mesas donde pasamos de tener cero votos a tener cientos. Y no fueron unas pocas. Tan burdo fue el contraste que la única explicación es que algo pasó en algún día de votación: completando actas de cierre, escondiendo sobres y boletas, mintiendo lisa y llanamente. Las maneras de torcer los resultados de una elección son conocidos y si bien suele ser un trabajo de hormiga lograr un cambio sustancial, con que se vulnere el voto de una persona, alcanza. A esa persona no se le respetó su voluntad y nos merecemos un sistema justo que no excluya a nadie y que desde el momento inicial nos haga parte a todos del sistema de decisión democrática.

Hoy contamos con cientos de miles de fiscales voluntarios en todo el país. Son madres, padres, jóvenes y abuelos muy comprometidos que quieren poner su granito de arena. Los últimos días estuve en capacitaciones de fiscales en Rosario, Resistencia, Berazategui, San Fernando, Neuquén, San Martín de los Andes, San Miguel de Tucumán y Salta. Un viernes a las nueve de la noche, donde en lugar de ir al cine a tomar una cerveza o estar mirando tele en casa, grupos de 50, 70, 100 personas se están capacitando en cualquier ciudad de la Argentina. Es emocionante, es conmovedor. Guardianes de la democracia que lo hacen totalmente desinteresados. Que en muchos casos ya saben mucho más que muchos de nosotros y que también nos alertan de posibles nuevos intentos de fraude. Llevan meses haciendo capacitaciones presenciales y virtuales, cada una de estas personas fue haciendo un proceso interno, algunos antes, otros después y hoy saben que un país distinto es posible si se involucran, Quieren ser escuchados porque se saben protagonistas. Ser fiscal es protagonizar la elección. Es estar ahí, defendiendo cada voto.

No fue una tarea fácil. Hicimos cientos de reuniones con los responsables de fiscalización de cada provincia. También acá hay gente que hace un trabajo monumental y voluntario, dejando tiempo al trabajo, a la familia para coordinar a más de 150 capacitaciones, viajes, reuniones en todas las provincias y por Zoom con más de 20.000 y más de 800 escuelas organizadas desde el Pro. Hay organizadas viandas, traslados, comunicaciones y grupos de Whatsapp con el sólo objetivo de garantizar que el voto que pone la gente en la urna, sea el voto que se cuenta. Y sabemos que lo vamos a lograr, como lo logramos en septiembre.

Hoy, a días de la elección, no tengo más que agradecer a todo nuestro equipo y especialmente a los miles de fiscales. Sepan que están cambiando el país. Tengamos esperanza, porque estamos cambiando el rumbo de nuestra historia. Y si estás leyendo esto y querés ser parte, anotate, falta poco pero estás a tiempo. Siempre hay un aporte para hacer, desde la fiscalización propiamente dicha hasta ayudar con la logística, las viandas o ser suplente por si se baja algún fiscal. Te esperamos en www.sumate.pro.com.ar, te necesitamos a vos y a todos los que estén con ganas de sumarse, porque el cambio es juntos.

Nota publicada en La Nación
https://www.lanacion.com.ar/opinion/del-voto-al-hecho-hay-un-largo-trecho-nid11112021/