La ruta 40 atraviesa todo el país, desde Jujuy hasta Santa Cruz. Nosotros estamos haciendo diferentes obras, desde repavimentaciones hasta autopistas y accesos, en diferentes tramos que van del norte al sur. La semana pasada había estado en San Juan donde se terminó parte del Acceso Sur y donde se está construyendo la autopista que une a esa ciudad con Mendoza, importantísima para todos los cuyanos. Ahora, esta semana que termina, estuve recorriendo la ruta 40 en Río Negro y Neuquén. Allí se está haciendo una repavimentación de la 40 y también nuevas banquinas entre la ruta 237 y Villa La Angostura que harán que la ruta quede como nueva.  Una vía hecha a nueva, con banquinas nuevas, con un señalamiento horizontal mejorado significa más seguridad, más previsibilidad. Significa apostar a una mejor conexión del país, uno de los más grandes del mundo, el octavo en territorio. Dependemos de las rutas y caminos para que cada vez nos visiten más personas, que cada vez venga más gente a esta Patagonia, que es una de las regiones más lindas del mundo.

Pero también necesitamos estas rutas para comerciar, para mover nuestra producción. En Bariloche hay una gran cantidad de fábricas de chocolates y de cerveza. Varias de ellas tienen sus locales comerciales distribuidos por todo el país: Buenos Aires, Córdoba, Rosario, La Plata. Para estas empresas es sumamente importante contar con rutas seguras y previsibles. Cuando el Estado hace lo que le corresponde, genera incentivos para que los privados inviertan, hagan su contribución, den más esfuerzo y generen más trabajo de calidad.

La ruta 40 es emblemática de lo que está pasando en todas partes. Quienes viajan por el país lo saben, lo primero que te dicen es “cuánta obra hay por todas partes”. Esa es una nueva Argentina: cuando el dinero público no se va por el drenaje de la corrupción y de la eficiencia, se materializa en obras. Obras para que todos vivamos mejor.