Esta semana participé en Estados Unidos de la reunión de #SUM4ALL sobre movilidad. Me acompañaron distintos líderes de transporte y desarrollo urbano del mundo. Allí conté el recorrido que transitamos en Buenos Aires, desde que asumí como responsable de Transporte de la Ciudad en el 2009 hasta la actualidad, luego de haber dado el gran paso de asumir en Nación y generar soluciones para todo el Área Metropolitana de Buenos Aires y para la totalidad del país.
El panel tenía como tema central la seguridad y la accesibilidad y presenté el caso del Metrobus que me parece un buen ejemplo de una contribución sobre ambos temas. Lo que más nos dicen los usuarios del Metrobus es cuán importante es para las personas que se levantan temprano para ir a trabajar y que hacen largas distancias, poder esperar el colectivo en una estación segura, iluminada, con señalización clara y accesible.
Para muchos de los expositores las soluciones tipo Metrobus se proponen como alternativas para aquellas ciudades que tienen un diseño centrado en el auto particular. Pero Buenos Aires tiene, además de aquél, otro problema adicional: buena parte de su infraestructura ha experimentado años de abandono. El Metrobus en el conurbano bonaerense ha llegado a zonas donde los colectivos circulaban en rutas deterioradas, sin veredas o con las veredas abandonadas entre basura y deshechos y restos de autos en desuso. Por eso, la gente de los barrios donde llegó el Metrobus, lo primero que te dice es “gracias a esta obra ahora no tenemos que caminar en la oscuridad”. El Metrobus es más que una solución de transporte, es una mejora integral de un barrio, de sus calles, de su vida cotidiana. Este también es el espíritu con el que se van a terminar 500 kilómetros de calles de tierra y en mal estado del conurbano pavimentadas (el año pasado se terminaron 300 km).
En ese foro hablé también de la experiencia de la Red SUBE o boleto integrado, que fue reclamada por muchísimo tiempo. Les conté a los expositores de este Área Metropolitana donde todos los días hay 22 millones de viajes y 11 millones son en transporte público; donde es frecuente que haya personas que entre ida y vuelta todos los días viajan más de 4 o 5 horas y deban combinar 3 o más modos. Para este problema, la solución que aporta Red SUBE es simple: cuanto más viaja una persona, mayor es el descuento que acumula. Además la integración es una forma de focalizar los subsidios en quienes más lo necesitan, propósito al que también se suma la tarifa social que se amplió durante nuestra gestión.
Hablé también del lanzamiento de la campaña de concientización sobre el acoso en el transporte público. Es un tema que forma parte de un problema mayor. Tiene que ver con la igualdad de género y la vulnerabilidad que vive la mujer en el espacio público. Proviene de una asimetría histórica de poder entre el hombre y la mujer. Los temas de género hoy son parte de la agenda de todos quienes hacemos política pública. Nos preocupa el tema y por eso realizamos una campaña sobre el acoso en colectivos y trenes. Para que las mujeres que son acosadas sepan que hay un Estado que las acompaña y les ofrece contención; para que los choferes de transporte sepan cómo proceder ante estas situaciones y para que todos tengamos clara la magnitud del problema.
En este camino de garantizar la seguridad en el transporte ya se han instalado 8.000 cámaras en 2.000 unidades y se seguirán instalando, para disuadir el delito y que tanto pasajeros como choferes viajen más tranquilos.
El transporte público es una herramienta fundamental para contribuir a la equidad y mejorar la calidad de vida de las personas. Por eso, entre todas las formas de movilidad, es nuestra prioridad.