Un primer aniversario siempre es especial. Porque nos remite a todo el largo camino que tuvimos que recorrer para llegar al presente. Cuando asumimos, nos decían que tener vuelos low cost en nuestro país era imposible, que nunca ocurriría, que la resistencia sería más fuerte. Ni que hablar de tener un nuevo aeropuerto especial para operaciones low cost en funcionamiento, eso era inimaginable. Pero quedó demostrado que con esfuerzo y profesionalismo se podía conseguir ese objetivo tan ambicioso: hoy El Palomar, el primer aeropuerto para operaciones low cost de América Latina, cumple 1 año desde que empezó a operar con esta modalidad. Desde ese primer avión que partió a Córdoba hasta la actualidad ya volaron 764 mil pasajeros en más de 6.000 vuelos. En este tiempo, se sumaron 15 rutas distintas, entre ellas tres internacionales. Porque desde fines del 2018, El Palomar también está conectada con Asunción, Punta del Este y Santiago de Chile. El Palomar está conectada con el mundo.

¿Qué significa un aeropuerto low cost? Quizá la mejor forma de ilustrarlo es con una pequeña anécdota que contó Diego Valenzuela, el intendente de Tres de Febrero, en la audiencia pública por el aeropuerto. En ese primer vuelo a Córdoba viajaron un padre y su hija al Cosquín Rock, el festival de música en la provincia. Vivían en un barrio humilde de Tres de Febrero, en las cercanías del aeropuerto, y nunca habían viajado en avión. Este padre pudo acompañar a su hija al festival que seguro tanto quería, porque encontró tarifas económicas que se lo permitían, porque podían llegar al aeropuerto en un colectivo, a una distancia corta de su casa, y porque podían aterrizar en su destino en una hora y no tenían que perder tiempo de más, cosa que es complicado para un trabajador

Esto es lo importante: gracias al aeropuerto low cost, gracias a que por medidas del Ministerio las líneas aéreas están ofreciendo pasajes más baratos, hoy vuelan en el país personas que antes no podían hacerlo, personas que antes ni soñaban con estar arriba de un avión. En El Palomar, cerca del 17% de los pasajeros son primerizos, gente por primera vez está experimentando la emoción de despegar. Tal como ocurrió en el caso del padre e hija de Tres de Febrero, gran parte de los pasajeros llegan al aeropuerto en transporte público: hoy son el 41% del total. Un aeropuerto conectado con el tren San Martín (que en poco tiempo tendrá sus vías elevadas en CABA y mejorará así el tiempo de viaje), conectado con varías líneas de colectivo y generando actividad y trabajo para la zona oeste.

Pero atrás de este aeropuerto no sólo están los sueños de quienes pueden volar por primera vez. También están los sueños de quienes consiguen un trabajo en la aviación. Un empleo que antes, con un sector aéreo cerrado donde no se abrían nuevas empresas nacionales, resultaba un objetivo complicado. Cuando inició sus operaciones la segunda línea aérea low cost, escuché las historias de quienes empezaban a trabajar en ese vuelo: Yamila, la tripulante de cabina que durante 8 años se desempeñó en los Emiratos Árabes y que me agradeció la oportunidad de volver a trabajar en su país; Catalina, que no tenía experiencia previa como tripulante de cabina, pero se decidió a hacer el curso cuando el sector aéreo empezó a moverse y mostrar oportunidades y Gustavo, vecino de Tres de Febrero que se fue a volar a Chile hace 6 años porque no había empleo en ese rubro y volvió como comandante.

Como éstas hay miles de historias, exactamente 2.064. Este número es la cantidad de nuevos empleos que se abrieron en todo el sector. Estas historias ilustran la perseverancia para realizarse en la vocación, el esfuerzo para salir adelante pese a la dificultad, y demuestran, tal como estamos demostrando todos los argentinos, que sí, sí se puede.