Hace unos días conocí a Hernán y me contó su historia de cómo la bici le cambió la vida para siempre, hoy quiero compartirla con ustedes.

Querido Guillo:

Empecé a usar el sistema de bicicletas públicas a comienzos de 2012. Hacía el recorrido de Retiro a San Telmo, donde quedaba el estudio contable en el que trabajaba. Usaba la bici tanto a la ida como a la vuelta.

Antes de adoptar esta saludable opción, llevaba un ritmo de vida descuidado: una pésima alimentación, largos períodos de ocio y un trabajo que me tenía sentado durante nueve horas. Varias veces tuve que ir a la guardia por alguna dolencia, pero nunca me quedé a esperar los resultados de los análisis. Me sentía mejor y me iba.

Un día el cuerpo me pasó factura y me dijo “basta”. Me desmayé en la oficina y me llevaron de urgencia a la clínica de mi obra social donde me diagnosticaron diabetes. Sin embargo, los médicos se sorprendieron porque, revisando mi historial de estudios, yo parecía ser un “paciente en tratamiento tácito”. Si bien mis niveles de glucosa eran altos, no eran tan altos como los que había tenido las otras veces en las que me retiré de la clínica sin ver los resultados de los análisis.

Los médicos me preguntaron si hacía alguna actividad deportiva y les dije casi en broma «lo único que hago es ir con las bicis de Macri al trabajo». En ese momento el médico me dijo algo que me quedó grabado: «No hagas bromas: andar en bici, a vos, te salvó la vida». Esa hora por día que andaba en bicicleta, de lunes a viernes, para ir y venir de mi trabajo me ayudó sin saberlo a contrarrestar los efectos de mis descuidos con la comida y mi rutina.

Gracias a una dieta adecuada y a continuar con ese «juego» de ir en bici al trabajo, pasé de pesar 116 kilos a los 95 que hoy tengo. Pero lo más importante, pasé de ser un paciente potencialmente “insulino-dependiente” a controlar la enfermedad solo con una o dos pastillas.

Por todo esto, mi cuota pendiente era agradecerte. Porque una idea que a muchos les pareció hasta ridícula, a mí, y sin duda a muchos otros, nos «salvó la vida».

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