Cuando Carlos Cadena Gaitán, ciclista y Director del 4to. Foro Mundial de la Bici, dio comienzo junto al Alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria, a este evento que nació en Porto Alegre en el año 2012, exultante, anunció que estábamos frente al mayor congreso de la bicicleta jamás hecho en la historia.

Siete mil fanáticos de la bicicleta, expertos, funcionarios, políticos y ciudadanos compartimos tres días de magia, color e inspiración. Latinoamérica se unió en el idioma de las dos ruedas: Colombia, Perú, Bolivia, Paraguay, Brasil, Chile, Panamá, Argentina; pero también nos encontramos con ciclistas de los más diversos lugares del mundo.
Personalmente, me llevé el infinito reconocimiento que tenemos en todo nuestro continente por lo que hemos hecho en Buenos Aires para convertirla en una ciudad amigable para el ciclista. Casi increíblemente nos hemos convertido en el referente del camino a seguir.

Participé en dos paneles: el primero sobre transformación de ciudades, bajo el paraguas de ONU Hábitat; y el segundo, en el plenario que compartimos con Antanas Mockus, ex alcalde de Bogotá y referente de la cultura ciudadana en Colombia, y Jilmar Tatto, Secretario de Transporte de San Pablo, bajo el lema “la bici es sagrada”.

Enrique Peñalosa, ex Alcalde de Bogotá, nos dejó el contundente concepto respecto a cómo una ciudad refleja los valores de una sociedad, pero también la idea de que una ciudad puede construir esos valores. Una sociedad más igualitaria construye infraestructura para peatones y bicicletas, y esa infraestructura también produce una sociedad más igualitaria. Eso es lo que vemos en países como Holanda y Dinamarca. Peñaloza se pregunta por qué se usan más las bicis en esos países que en España y en Italia. ¿Será una cuestión cultural? No, la cultura no es muy diferente, el clima es mejor en Italia y en España. La respuesta tiene que ver con que hay más infraestructura, y hay más infraestructura porque son sociedades más igualitarias.

[lightbox link=»http://www.guillodietrich.com/wp-content/uploads/2015/03/veredas.jpg» thumb=»http://www.guillodietrich.com/wp-content/uploads/2015/03/veredas-300×238.jpg» width=»300″ align=»center» title=»veredas» frame=»true» icon=»image»]

Esta imagen, dice Peñalosa, no es un reflejo de la falta de veredas. La foto muestra la falta de democracia y de igualdad, porque vemos ciudadanos de primera clase que van en auto y ciudadanos de segunda clase que van caminando.

Una ciclovía protegida es un símbolo de la democracia, es un símbolo que construye igualdad, porque una persona con una bici de 100 dólares tiene los mismos derechos que quien tiene un auto de 100.000 dólares.

La ovacionada presentación de Enrique Peñalosa, uno de mis maestros en temas de movilidad, terminó con una afirmación contundente: en el caso de la bicicleta no podemos hacernos la pregunta sobre si viene primero el huevo o la gallina. Primero hay que hacer ciclovías y después vienen los ciclistas, no hay otro camino.

Por su parte, Janette Sadik-Khan, ex Secretaria de Transporte de Nueva York, gran responsable de la gran transformación en las calles de la gran manzana, cerró su presentación con esta imagen, diciendo: “que haya un lago con ciclovías demuestra que se está empezando a ganar la pelea cultural”.

[lightbox link=»http://www.guillodietrich.com/wp-content/uploads/2015/03/cykelslangen_foto_ursula_bach.jpg» thumb=»http://www.guillodietrich.com/wp-content/uploads/2015/03/cykelslangen_foto_ursula_bach.jpg» width=»583″ align=»center» title=»cykelslangen_foto_ursula_bach» frame=»true» icon=»image»]

En el Foro también tuvieron su lugar muchísimos movimientos sociales que surgen a partir de la bici. Es el caso de “FemiBici”, de Guadalajara, organización que impulsa fuertemente el uso de la bicicleta por parte de las mujeres, porque una ciudad más amigable con la bici se refleja en la cantidad de mujeres ciclistas que se ven por la calles.

El congreso tuvo la magia adicional de realizarse en Medellín, una ciudad ejemplo de superación. Una lugar donde, con envidiable claridad, se ve cómo el transporte se convirtió en un elemento de integración, en este caso a través del “cable carril” que unió las “dos Medellín” divididas.

Estoy muy contento de haber participado del Foro porque fue una gran oportunidad para poner en común las ideas implementadas por distintas ciudades y, sobre todo, para confirmar que el cambio cultural en el que venimos trabajando en Buenos Aires es parte de una gran desafío mundial para mejorar la movilidad de todos los ciudadanos.