En la actualidad hay un debate muy interesante en el mundo que tiene que ver con la vinculación entre el uso de la tierra y los modelos de movilidad en una ciudad. ¿Qué significa esto? Todas las ciudades del mundo muestran un crecimiento con diferentes grados de planificación y de espontaneidad, diferentes niveles de dirección centralizada y de iniciativas privadas. Las ciudades relativamente densas (con mucha población por kilómetro cuadrado), compactas (donde gran parte de las necesidades de una persona se pueden resolver a corta distancia), de crecimiento vertical (con edificios) y con barrios mixtos (que combinan lo comercial, lo residencial y lo institucional) ofrecen grandes ventajas para la utilización eficiente de los recursos y de la infraestructura. En el caso de la movilidad, este tipo de ciudades permiten generar una mejor conexión entre sus barrios y un óptimo aprovechamiento de las redes de transporte público. Las ciudades densas y compactas también favorecen desplazamientos a pie o en bicicleta, así como su combinación con el transporte público. Las ciudades más caminables son también más inclusivas (contemplan la movilidad de gente de diferentes edades, condiciones sociales, físicas etc) y muestran una mayor diversidad en el espacio público. [lightbox link=»http://www.guillodietrich.com/wp-content/uploads/2015/10/MG_3468.jpg» thumb=»http://www.guillodietrich.com/wp-content/uploads/2015/10/MG_3468-320×200.jpg» width=»320″ align=»right» title=»_MG_3468″ frame=»true» icon=»image»]
El fenómeno contrario es el de la dispersión urbana. Este uso de la tierra, que hoy en día es cuestionado por muchos especialistas, se observa cuando muchas personas eligen vivir en barrios de baja densidad en las afueras de la ciudad (suburbanización), desconectados de redes de transporte público, por lo cual dependen del auto particular para recorrer los 30 o 40 kilómetros que los separan de sus lugares de trabajo o del centro de la ciudad. Muchos especialistas, como Brent Toderian, el ex Secretario de Planificación de Vancouver, señalan que este uso de la tierra tiene un impacto ambiental y humano muy negativo. Perjuicio ambiental porque la dependencia al auto particular contribuye a una peor calidad del aire, mayor emisión de gases efecto invernadero, mayor congestión vehicular. Este modelo también resulta en mayores costos de salud pública por el aumento de la siniestralidad vial (como consecuencia del incremento de los kilómetros totales conducidos) y de las enfermedades respiratorias. Pero también tiene un impacto humano negativo porque la dispersión de la trama urbana dificulta tener una buena cobertura del transporte público y aprovechar los recursos de movilidad. De esta manera, la dispersión urbana y la dependencia al vehículo particular dejan afuera a todos aquellos que no tienen un auto, a los niños, adolescentes, ancianos y discapacitados que no pueden conducir y que, al no contar con otras alternativas, pierden autonomía.
Brent Toderian es un brillante pensador de estos temas que, a partir de su experiencia al frente de la planificación urbana de Vancouver, comparte sus conocimientos en presentaciones académicas. Siempre fue defensor de la densidad de las ciudades, pero hace poco empezó a introducir el concepto de “densidad amable”, es decir, una ciudad densa pero no en exceso. Para el especialista, el paradigma es crecer verticalmente pero con edificios de hasta 10 pisos. En una presentación Toderian sostiene que la clave de una movilidad sustentable y una ciudad habitable es el buen uso de la tierra. Según Toderian, lo objetivos a alcanzar por la planificación urbana son:
1) Menos dispersiòn urbana;
2) Promover la movilidad activa: peatonalización, bicicleta y transporte público;
3) Opciones de espacio verdes;
4) Diversidad, vitalidad y seguridad pública garantizadas.
5) Barrios mixtos (que mezclen lo comercial con lo residencial y lo institucional. Que no estén las funciones separadas).
Es interesante conocer cuáles son los debates que se dan en el mundo en torno a la movilidad. Hoy es fácil entender que existen otros aspectos que uno creería separados, como el uso de la tierra, que tienen un impacto directo en la forma en que nos movemos y los costos para la comunidad.