El viernes fui a recorrer la obra de extensión del Camino del Buen Ayre, una autopista de circunvalación que una vez finalizada tendrá un total de 105 kilómetros atravesando norte, oeste y sur del Conurbano bonaerense. Cuando abrís un mapa y ves el trazo que marca esta obra ahí recién es posible darse cuenta de la magnitud que tiene y de lo impresionante que es.
Cuando terminemos la extensión del camino del Buen Ayre quedarán conectados 12 partidos del conurbano a través de esta autopista moderna, que mejorará la accesibilidad y la movilidad de 12 millones de personas, para contribuir a su calidad de vida.
Son millones de personas que antes no podían llegar al hospital, al trabajo y al colegio de forma previsible y segura. Ahora van a tener una autopista para moverse por toda el área metropolitana más rápido, generando grandes oportunidades de trabajo por conectar los barrios del AMBA con futuros parques industriales y centros comerciales. Esta autopista atraviesa zonas que muchas veces han sido olvidadas en materia de infraestructura y eso es sumamente valioso.
Estamos haciendo obra pública con una intensidad y compromiso como nunca se hizo antes. Sabemos muy bien del impacto de la infraestructura y el transporte de calidad en la vida de las personas y queremos que todos tengamos las mismas oportunidades.
Cuando recorremos las obras y visitamos a la gente vemos la esperanza y la felicidad en sus caras y eso nos dice que estamos haciendo las cosas bien. En cada paso que damos confirmamos que la Argentina del cambio es la Argentina en que estas cosas son posibles.