El miércoles pasado se realizó el Encuentro Nacional del Observatorio Vial, organismo que tiene una importancia vital para producir estadísticas confiables sobre las muertes y lesiones en nuestras rutas y calles.
Cuando hablamos de estadísticas hablamos de números, pero atrás de esos números hay historias trágicas que rodean a un montón de gente. Cuanto más nos acercamos a estas historias nos damos cuenta de la dimensión del drama, el drama de que mueran entre 5 mil y 6 mil personas en siniestros de tránsito todos los años. Para resolver esta tragedia, que fue muy desatendida durante largo tiempo, debemos encararla desde distintos lugares. Yo insisto en que el eje prioritario es la infraestructura. El mundo desarrollado hace infraestructura vial con un diseño indulgente porque sabe que los conductores son humanos y se equivocan. El cansancio, la distracción de un segundo, la atención limitada hacen que los humanos se equivoquen. Y la infraestructura tiene que estar diseñada para reducir el riesgo y atenuar el daño. También existe imprudencia, pero aun combatiendo la imprudencia con los mejores recursos, las personas cometen errores. Y más si tienen que recorrer 1.000 kilómetros, en una ruta doble mano, adelántandose a camiones, donde llueve, o hay sol de frente, o la superficie está mojada etc. El compromiso que tiene Macri con la seguridad, porque tiene un seguimiento de todos los temas, pone el foco en la infraestructura. [lightbox link=»http://www.guillodietrich.com/wp-content/uploads/2017/11/guilloblog.jpg» thumb=»http://www.guillodietrich.com/wp-content/uploads/2017/11/guilloblog-472×295.jpg» width=»472″ align=»right» title=»guilloblog» frame=»true» icon=»image»]
Hoy tenemos 15 mil kilómetros de rutas con obra en todo el país, tenemos más de 260 kilómetros de autopistas terminadas, la última fue la ruta 36 en Córdoba, y en breve inauguraremos un tramo en la ruta 8. Tenemos más de 1.200 kilómetros de autopistas en obra. La semana pasada anunciamos los proyectos de financiamiento público-privado para acelerar la construcción de obra pública vial. Con este modelo se van a construir 1.500 kilómetros adicionales de autopistas, más otros miles de kilómetros de ruta segura con tercer carril de sobrepaso y banquinas pavimentadas.
Luego tenemos el desafío de la concientización. Cerca de 570 mil personas fueron alcanzadas por nuestras campañas de concientización y han pasado por nuestros cursos casi 43 mil personas. La cobertura de la Licencia Nacional de Conducir (que unifica los criterios para su obtención) pasó del 76% en el 2015 a 86%, y se abrieron 83 nuevos centros emisores.
Tenemos la cuestión del control. Estamos capacitando cada vez más a los agentes para tener equipos profesionales. Algo cambió y es que terminó la connivencia, la matriz de corrupción que existía en el pasado, entre los encargados de controlar y los actores a ser controlados. Hace unas semanas en Ceres, provincia de Santa Fe, los esfuerzos conjuntos de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, la CNRT y la Gendarmería detuvieron un micro no habilitado con los documentos adulterados. Secuestramos el micro y evitamos una potencial tragedia. Hay que concientizar también a los padres que contratan colectivos truchos, para que chequeen antes la habilitación del micro y el conductor en la web de la CNRT, para que no pongan en riesgo a sus hijos.
Varios noticieros mostraron audios de whatsapp de dueños de micros truchos alarmados por cómo venimos acrecentando los controles. Los controles a transporte estudiantiles crecieron un 180% e hicimos controles a un 19% más de vehículos en circulación. Esa es nuestra responsabilidad, hacer la infraestructura, concientizar y hacerlo de forma transparente, combatiendo la corrupción en todas sus formas.
Finalmente, es fundamental la contribución de todos; tomar conciencia de la responsabilidad que tenemos cuando conducimos un vehículo, la importancia de respetar los límites de velocidad, usar el casco y el cinturón, ceder el paso a peatones y ciclistas, los actores más vulnerables de la circulación, respetar las normas de tránsito y, en general, tener una actitud de cuidado hacia los demás y hacia uno mismo. Desde el Estado se llevan adelante acciones y se hacen obras; en la calle cada uno debe hacer también su parte.