Vivimos en el octavo país de mayor tamaño del mundo y para su dimensión está mal conectado. Abundan las rutas doble mano inseguras que no perdonan la distracción de medio segundo, el cansancio del conductor, la situación imprevista. Construir nuevas autopistas y rutas es construir seguridad. Es mucho lo que hicimos y mucho lo que tenemos por delante, porque nuestra intención es hacer en cuatro años lo que no se hizo en los últimos 60. Y mejores rutas no son sólo más seguridad, también menos tiempos de viaje, menos costos logísticos, que el productor gaste menos en nafta y llegue en menos horas al puerto para exportar.

Pero para poder cumplir con un plan tan grande, necesitamos hacer participar a la inversión privada en la obra pública, y para eso diseñamos el modelo PPP (participación pública-privada), que nos permitirá construir mucho más en menos tiempo. Lo interesante del modelo PPP es que el costo para el Estado es cero, el riesgo lo asume el privado que consigue el crédito, hace las obras y recibe ganancias años después por el uso de esas rutas. Las empresas se encargan del mantenimiento de las rutas ya terminadas y obtienen una ganancia de su uso, por eso tienen la motivación para hacer las obras en tiempo y con calidad.
Así se van a intervenir en esta primera etapa 3.300 kilómetros de rutas en todo el país. Se harán autopistas que tienen sus sentidos de circulación separados para evitar los choques frontales. En ciudades atravesadas por rutas, se construirán circunvalaciones, con el propósito de separar el tránsito de vehículos pesados del movimiento de los habitantes. Se construirá un diseño de rutas seguras con banquinas pavimentadas y un tercer carril cada cierta distancia que te permite hacer sobrepasos seguros. Se harán también accesos a los puertos, puentes y muchas otras obras.
El martes pasado se conocieron las ofertas presentadas en la primera etapa de las PPP y el resultado fue muy exitoso: se vio una enorme participación, se recibieron 32 ofertas, participaron 7 empresa internacionales y 19 nacionales, muchas de las cuales se comprometieron con su patrimonio. Son empresas enormes que hacen obra pública en todo el mundo y ahora están apostando a la Argentina. Son las inversiones del mundo que llegan. Es la confianza en una Argentina que antes no tenía acceso al crédito y ahora lo tiene.
Quiero resaltar la transparencia del proceso de licitación, algo en lo que rompimos con el pasado: los pliegos se bajan de Internet, no se compran, quienes se presentan no conocen quiénes más lo hacen. En el pasado casi no había competencia, se presentaban siempre los mismos y estaba presente la cartelización. En este proceso PPP, en cada uno de los seis corredores existieron ofertas y en algunos corredores hasta 8 ofertas.
Antes los caminos estaban cerrados: hoy son muchas más las firmas, grandes y medianas, nacionales e internacionales que se presentan a licitaciones. Y más competencia significa que bajan los precios de las ofertas y esto genera más ahorros para el Estado, es decir, para todos los ciudadanos.
Fue mucho el esfuerzo y el trabajo que hicimos para conseguir estas inversiones de 6.000 millones de dólares, recorriendo el mundo y convenciendo a inversores de China, Portugal, España, Francia, Estados Unidos y otros países.
Estas inversiones significan trabajo para los argentinos, mucho trabajo: ya hay 45.000 trabajadores haciendo obra vial en todo el país y el modelo PPP sumará 50.000 más. Y el empleo directo de la obra también genera empleo indirecto: quienes alojan a los trabajadores, quienes preparan sus comidas etc.
Las obras viales de calidad que resultarán de las PPP son fundamentales para salvar vidas en las rutas y para hacer que los argentinos estemos más cerca unos de los otros.