Les quiero contar una historia maravillosa, de esas que sólo pueden ocurrir en una isla atravesada por la magia, como es Japón. Primero el contexto: estamos viviendo una época de intensificación de los intercambios comerciales en que cada vez más inversionistas se interesan en la Argentina. En este marco, viajamos a China y a Japón, junto a varios profesionales del Ministerio de Transporte, para reunirnos con empresas constructoras y fabricantes de trenes deseosas de sumarse a engrandecer la infraestructura de nuestro país. Especialmente la construcción de la Red de Expresos Regionales y todas las obras adicionales que ésta conlleva (electrificación, soterramiento, frenos automáticos, renovación de vías etc) significa enormes oportunidades para empresas que han conseguido forjar las redes de trenes más densas del mundo (de hecho, en Japón están 36 de las 40 estaciones ferroviarias más transitadas del planeta). El entusiasmo con el que los asiáticos me hablaban de la Línea Urquiza, la Línea San Martín, el Sarmiento, me reafirmó que estamos viviendo un momento único en nuestro país y que desde fuera se ve clarito.

Toshihiko fue responsable de instalar los primeros frenos automáticos en la Argentina en 1985.

Toshihiko fue responsable de instalar los primeros frenos automáticos en la Argentina en 1985.


Pero este panorama entusiasmante todavía tenía un condimento más para ofrecernos. En la visita a Nippon Signal, la fábrica que nos proveerá frenos automáticos para todas nuestras líneas, conocí a Toshihico Tesuka. ¿Qué tiene de particular esta persona? Tesuka es un técnico de 60 años que desde hace 41 pertenece a la empresa y que en 1985 vino a la Argentina para colocar los primeros frenos automáticos que tuvo nuestro país, en la línea Roca. Se emocionó al recibirnos y nosotros nos emocionamos con él. Me pidió que lo acompañase a un archivo repleto de planos antiguos y nos mostró con alegría indisimulable los planos originales de los ramales Ezeiza, Temperley y Alejandro Korn de los años 80. Antes de que llegaran a la Argentina, Toshihico testeó los frenos automáticos en la fábrica en 1983, y 2 años después vino a trabajar a la Argentina para hacer los ajustes de los aparatos a la tecnología de nuestros trenes. Allí conoció a una Argentina, se enamoró y se casó. Hoy, más de 30 años después, y porque la Argentina es una pasión que no se abandona, Toshihico es el encargado de fabricación del señalamiento que tendremos en todas las líneas del AMBA.
Los jacarandás que extraña Toshihiko.

Los jacarandás que extraña Toshihiko.

Trabajar para nuestro país lo lleva a desempolvar algunas palabras del castellano que aun conserva y a recargar la nostalgia: dice que extraña los jacarandás y el tango. “Qué orgullo para ustedes vivir en la Argentina, esa gran nación!”, nos afirmó. Yo le conté también mi admiración por la cultura japonesa, el detalle, la búsqueda de la perfección; el valor de observar, aprender y mantener los aprendizajes con el tiempo. Al dejar la fábrica, nos dimos un cálido y afectuoso apretón de manos. Unidas nuestras palmas como estaban pensé que esa era la metáfora de nuestra cooperación: entre la tecnología de avanzada japonesa y nuestra voluntad de construir llevaremos los frenos automáticos a las líneas que no las tengan, la electrificación a donde no haya sido hecha, el RER para conectar todas las líneas férreas del área metropolitana. Y en definitiva, esto será parte del plan de transporte más ambicioso de la historia de Argentina que está ahora mismo en marcha.